El sábado se hizo un recital en los jardines del centro cultural, que fue mansión de los Ocampo, y despertó críticas sobre la administración del patrimonio cultural; “Se trabaja con protocolos”, dice el director del área.
El intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, publicó el sábado en su cuenta de X un mensaje referido a la presentación de la Orquesta Cumbia Grande en el Centro Cultural Villa Victoria (Matheu 1851), de Mar del Plata, dando pie a una nueva polémica sobre la administración del patrimonio cultural por parte de las autoridades. “Lo que solía ser solo un recuerdo de excursión escolar ahora es el escenario de eventos privados que convocan gente, que generan dinero y, sobre todo, que reviven a la casa. Villa Victoria pasó de ser un conjunto de oficinas de empleados del estado a una máquina de vender sushi y carne braseada, con postres regionales y botellas de vino. Así se revive un patrimonio”, sostuvo el funcionario bonaerense. La publicación, que además tenía fotos y videos del evento, se volvió trending topic.
Las palabras de Montenegro provocaron reacciones divididas. Por un lado, quienes apoyan la gestión celebraron la revitalización del espacio, resaltando que este tipo de actividades culturales y gastronómicas le dan vida al lugar, atrayendo visitantes y recursos económicos. Por el otro, sectores críticos consideraron que la transformación de Villa Victoria en un lugar para eventos privados desvirtúa el valor histórico y cultural de la casa que perteneció a una de las figuras más emblemáticas de la literatura y el feminismo argentino.
Villa Victoria, ubicada en pleno corazón de Mar del Plata, es reconocida como uno de los puntos históricos más importantes de la ciudad. Construida originalmente como residencia de verano de Victoria Ocampo, el lugar se convirtió en un símbolo de la cultura marplatense. Ahora, su utilización para actividades sociales y empresariales abrió el debate sobre el equilibrio entre preservar la memoria histórica y modernizar los espacios patrimoniales.
Villa Victoria está abierta de lunes a domingo, de 16 a 19, y la entrada general cuesta $ 820. Cuenta con una muestra permanente y ofrece actividades temporarias. Este verano es, además, sede del Festival Penguin, dedicado a charlas al atardecer con autores del grupo editorial. La programación de enero se puede consultar en este enlace (la de febrero se publicará el 31).
“Voy a seguir abriendo espacios históricos como Villa Victoria a la gente -dice Montenegro a LA NACION-. Es nuestra política con todos los museos: abrirlos. Durante años, estos lugares fueron un símbolo de burocracia: vacíos, llenos de empleados públicos y sin vida.