La ofensiva golpeó infraestructura civil en la región de Járkov, en uno de los episodios más cruentos de las últimas semanas del conflicto. Crece la preocupación internacional.
En una nueva escalada del conflicto, Rusia lanzó un ataque masivo con misiles balísticos en el noreste de Ucrania, específicamente en la región de Járkov, dejando al menos 32 personas muertas y 84 heridas, según los reportes más recientes. La ofensiva impactó en zonas urbanas e infraestructura civil, generando escenas de devastación y una rápida respuesta de los servicios de emergencia ucranianos.
El presidente ucraniano Volodímir Zelenski condenó el ataque y lo calificó como un “acto de terrorismo deliberado” contra la población civil. Las autoridades locales confirmaron que entre los objetivos alcanzados hubo edificios residenciales, centros de salud y una estación de tren, lo que sugiere una estrategia de intimidación más que de objetivos militares precisos.
El Ministerio de Defensa de Rusia, por su parte, no hizo comentarios inmediatos sobre el ataque, pero medios estatales justificaron la ofensiva como parte de una campaña contra “infraestructura crítica” ucraniana. Mientras tanto, la comunidad internacional expresó su alarma por la creciente violencia. Países como Alemania, Francia y Estados Unidos renovaron sus llamados a intensificar sanciones y asistencia humanitaria.
Este bombardeo se produce en un momento especialmente tenso, cuando Ucrania espera la llegada de nueva ayuda militar de sus aliados occidentales y Rusia intensifica su ofensiva en varios frentes del conflicto. Analistas señalan que este tipo de ataques masivos buscan minar la moral del pueblo ucraniano e imponer presión en las negociaciones diplomáticas.
Mientras continúan las tareas de rescate y remoción de escombros, la población de Járkov enfrenta otra jornada marcada por el dolor y la incertidumbre. La guerra, que ya lleva más de dos años, sigue dejando una estela de destrucción, sin una salida cercana a la vista. La comunidad internacional observa con preocupación una escalada que amenaza con desbordar aún más los límites del conflicto.