Tras la filtración de un documento reservado, la administración nacional rechazó cualquier tipo de seguimiento ilegal desde la ex SIDE.
El Gobierno nacional salió a desmentir las versiones sobre presuntas tareas de espionaje a dirigentes opositores y periodistas. La respuesta oficial surge luego de la circulación de un documento reservado atribuido a la ex Secretaría de Inteligencia, lo que encendió alarmas en sectores políticos y periodísticos.
Desde Casa Rosada aseguraron que «no existe ninguna instrucción de realizar seguimientos ni tareas de inteligencia ilegal sobre ciudadanos, referentes políticos o comunicadores sociales». Además, calificaron las versiones como «malintencionadas» y parte de una «campaña para desacreditar al Ejecutivo».
El documento en cuestión, que contiene referencias a actores políticos y sociales críticos del oficialismo, generó preocupación en organizaciones vinculadas a la defensa de la libertad de expresión. Sin embargo, desde el entorno presidencial afirmaron que se trata de un material interno sin efectos operativos y que está siendo utilizado con fines políticos.
En tanto, voceros de la oposición exigieron explicaciones más detalladas y pidieron que se investigue el origen del documento, así como posibles responsabilidades dentro del sistema de inteligencia. Algunos bloques legislativos ya evalúan impulsar pedidos de informes al respecto.
El episodio reaviva el debate sobre los límites y el control de los organismos de inteligencia en democracia, en un país con antecedentes sensibles en la materia. Mientras tanto, la Casa Rosada insiste en que no hay espionaje en curso y que se respeta plenamente el marco legal vigente.