Un terremoto de 8,7 sacudió la costa este rusa y encendió alertas de tsunami en varios países del Pacífico, entre ellos Chile, Ecuador, Japón y Hawái.
Un fuerte sismo de magnitud 8,7 se registró en la madrugada del miércoles frente a la costa oriental de Rusia, generando preocupación a nivel internacional por la posible formación de tsunamis. El fenómeno tuvo epicentro en el mar de Ojotsk, a una gran profundidad, lo que mitigó parte de su impacto directo, pero no evitó que se emitieran advertencias en distintas regiones costeras del océano Pacífico.
Las autoridades de Japón, Chile, Ecuador, Hawái y Alaska activaron de inmediato sus protocolos de emergencia y emitieron alertas preventivas ante el riesgo de olas de gran tamaño. En algunas zonas se ordenaron evacuaciones preventivas, mientras que en otras se recomendó a la población mantenerse alejada de las zonas costeras.
A pesar de la magnitud del movimiento, hasta el momento no se han reportado víctimas ni daños materiales de gravedad. Sin embargo, los expertos continúan monitoreando la evolución del fenómeno y sus posibles réplicas, ya que suelen ser frecuentes tras eventos sísmicos de esta intensidad.
El sismo provocó una rápida reacción de los sistemas de alerta internacionales, que destacaron la efectividad de la coordinación entre países ante este tipo de emergencias. En varios puntos del Pacífico, como en las costas chilenas y japonesas, se detectaron leves variaciones en el nivel del mar, pero sin que se registraran olas destructivas.
Las autoridades continúan evaluando la situación y, por precaución, mantienen activas las alertas en algunas regiones mientras se confirma que no haya peligro de nuevos movimientos o tsunamis. Este evento vuelve a poner en foco la importancia de los sistemas de alerta temprana y la preparación ante fenómenos naturales extremos.
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