Boca Juniors hizo historia en Brasil, eliminó a Palmeiras en los penale y avanzó a la final de la CONMEBOL Libertadores por decimosegunda vez en su historia.
Después de empatar sin goles en La Bombonera, el Xeneize igualó 1-1 en el Allianz Parque, volvió a festejar en los penales y se metió en la definición, donde enfrentará al Fluminense el sábado 4 de noviembre en el mítico Estadio Maracaná. En los Penales, Boca sabe que puede descansar en la sapiencia de Sergio Romero, una fija de heroísmo contra los disparos desde los doce pasos. La fórmula no falló, fue 4-2 en el desempate y ahora todo es alegría xeneize.
La postura de Boca fue similar a la que encaró con los mismos 11 protagonistas en el partido de ida en la Bombonera, aunque en aquella oportunidad, el jueves pasado, tuvo la pelota por más tiempo que esta noche en el primer tiempo, pero desde lo actitudinal su fisonomía fue la misma: ir a buscar la victoria de movida nomás. La diferencia, fue que los dirigidos por Jorge Almirón apreciaron más el contraataque como el argumento a mano que le ofrecía la iniciativa de Palmeiras sobre su piso sintético y mojado por la intensa lluvia que cayó durante toda la jornada sobre el Allianz Parque.
El gran mérito del Xeneize fue salir a ser protagonista y dar la constante sensación de encontrarse a un pase entre líneas de convertir, con una última línea de tres defensores local que hacía agua. Gabriel Menino fue el primero en amenazar con un tiro que tapó Sergio Romero, pero después los argentinos fueron creciendo en el desarrollo.
Boca, a pesar de no ganar ningún partido desde los octavos de final en adelante (empató todos y los sacó adelante por penales), está en la duodécima final de Libertadores y es el que más lo hizo en la historia del certamen (ganó seis), de «las manos» de un «Chiquito» Romero que lleva atajados 12 de los 23 penales que le patearon desde que está en Boca.