Un informe internacional reveló cambios drásticos en los hábitos de consumo ante la persistente crisis económica.
Una reciente encuesta realizada por una consultora internacional expuso que el 48% de los argentinos recortó sus gastos en alimentos durante el último año. El dato refleja el impacto directo que la crisis económica continúa teniendo sobre el bolsillo de la población, obligando a modificar incluso los consumos más esenciales.
Además del recorte en la compra de comida, el informe indica que una gran parte de los ciudadanos también dejó de gastar en indumentaria y actividades recreativas. La caída del poder adquisitivo y la inflación persistente figuran entre los principales motivos que explican este ajuste generalizado en el consumo.
El estudio señala que los argentinos priorizan cubrir necesidades básicas como el transporte y el pago de servicios, mientras que gastos considerados prescindibles, como salidas, compras de ropa o delivery, han sido relegados. Esta tendencia es más pronunciada entre los sectores de ingresos medios y bajos.
Desde el ámbito económico, analistas sostienen que estos cambios en los hábitos de consumo reflejan un patrón de supervivencia más que de reestructuración voluntaria. La pérdida de confianza en la recuperación económica a corto plazo también desalienta la planificación de gastos a futuro.
El panorama plantea un nuevo desafío tanto para el comercio como para la industria, que ven afectadas sus ventas internas. Mientras tanto, se espera que los niveles de consumo sigan deprimidos si no hay una mejora sostenida en los ingresos reales de la población.