La decisión, que entrará en vigor el 10 de abril, incluye restricciones a la exportación de tierras raras y acciones legales ante la OMC.
China anunció la imposición de aranceles del 34% a todas las importaciones provenientes de Estados Unidos, medida que comenzará a aplicarse a partir del 10 de abril. Esta acción es una represalia directa a los gravámenes similares implementados previamente por la administración del presidente Donald Trump sobre productos chinos.
Además de los aranceles, el gobierno chino implementará restricciones a la exportación de siete elementos de tierras raras, esenciales en la industria tecnológica y de defensa, como el samario y el terbio. Estas restricciones se justifican por su posible doble uso civil y militar.
Pekín también ha presentado una denuncia formal contra Estados Unidos ante la Organización Mundial del Comercio (OMC), argumentando que las acciones de Washington constituyen una violación de las normas del comercio internacional y representan una forma de intimidación unilateral que afecta la estabilidad económica global.
La escalada en las tensiones comerciales entre las dos principales economías mundiales ha generado preocupación en los mercados financieros. Tras el anuncio de las medidas chinas, se registraron caídas significativas en los futuros de Wall Street y en las bolsas europeas, reflejando el temor a una posible recesión global.
Analistas advierten que esta guerra comercial podría tener efectos adversos en las cadenas de suministro internacionales y en la recuperación económica post-pandemia, subrayando la necesidad de un diálogo constructivo entre ambas naciones para evitar mayores repercusiones en la economía mundial.