El conflicto se intensifica tras un bombardeo iraní en Haifa que provocó víctimas fatales. Israel respondió con una ofensiva directa sobre Teherán.
La escalada del conflicto entre Irán e Israel sumó un nuevo y dramático capítulo este fin de semana, con un ataque iraní que dejó al menos cinco muertos en la ciudad israelí de Haifa y una inmediata represalia del gobierno de Benjamin Netanyahu con misiles dirigidos a Teherán.
Según informaron fuentes oficiales israelíes, el ataque iraní alcanzó una zona residencial en la costa norte del país, provocando víctimas fatales y numerosos heridos. En respuesta, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) lanzaron una serie de misiles que impactaron en sectores estratégicos de la capital iraní, incluyendo instalaciones vinculadas a la Guardia Revolucionaria.
Tras el intercambio de fuego, el gobierno israelí declaró el estado de emergencia y ordenó medidas especiales de seguridad en todo el territorio. Por su parte, Irán denunció el bombardeo como una “agresión injustificada” y prometió responder en el terreno militar y diplomático.
La comunidad internacional expresó una profunda preocupación por el agravamiento del conflicto. Distintos países, entre ellos Estados Unidos, Francia y Rusia, llamaron a la moderación y convocaron a reuniones urgentes en organismos multilaterales para evitar una escalada de mayor magnitud.
En tanto, la situación generó una oleada de incertidumbre en la región y entre las comunidades judía e iraní alrededor del mundo. La tensión entre ambas potencias no es nueva, pero este nuevo intercambio de ataques directos marca un punto crítico en el deterioro de las relaciones y en el equilibrio de Medio Oriente.