El cierre del Gobierno federal cumplió 38 días y ya afecta al tráfico aéreo en 40 aeropuertos, con cientos de vuelos cancelados y miles de trabajadores sin salario. El conflicto entre demócratas y republicanos mantiene paralizado al país.
Estados Unidos atraviesa el cierre de Gobierno más prolongado de su historia. El “shutdown”, que este viernes cumplió 38 días, paraliza servicios federales clave y genera un efecto dominó que ya impacta en la vida cotidiana de millones de ciudadanos. Uno de los sectores más golpeados es el transporte aéreo, donde la Administración Federal de Aviación (FAA) ordenó reducir en un 10% los vuelos en 40 aeropuertos del país, entre ellos los de Nueva York, Los Ángeles, Chicago y Atlanta, debido a la escasez de personal de control aéreo.
Las aerolíneas se vieron obligadas a cancelar cientos de vuelos y reprogramar horarios para cumplir con las normas de seguridad. Muchos controladores aéreos trabajan sin cobrar sus salarios, mientras que otros técnicos fueron suspendidos por falta de fondos. El cierre federal mantiene sin recursos a diversas agencias públicas y agudiza la incertidumbre económica y social.
El conflicto político en Washington sigue sin solución. Las negociaciones para aprobar el presupuesto y reabrir el Gobierno están completamente estancadas. Demócratas y republicanos no logran llegar a un acuerdo, en medio de una creciente disputa de poder. El presidente Donald Trump insiste en que el cierre fue provocado por la oposición y asegura que no acatará “órdenes absurdas” de la justicia, luego de que un juez federal de Rhode Island lo obligara a financiar el programa SNAP, la principal ayuda alimentaria del país, mediante fondos de emergencia.
El fallo judicial surgió después de que varias organizaciones denunciaran que el plan del Ejecutivo de pagar solo el 65% del beneficio dejaría a millones de familias sin ingresos. A pesar de la orden judicial, la Casa Blanca apeló la decisión y busca revertirla.
El impasse político va más allá del presupuesto. Los demócratas exigen la renovación de subsidios sanitarios y reclaman limitar el poder de Trump para reasignar fondos federales mediante órdenes ejecutivas. Los republicanos, por su parte, condicionan cualquier avance a la reapertura total del Gobierno.
El líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, endureció su postura tras recibir críticas por anteriores concesiones, mientras el Senado volvió a bloquear una votación clave impulsada por los republicanos. La falta de consenso amenaza con extender aún más el cierre y profundizar sus consecuencias económicas.
Sin señales de acuerdo a la vista, el “shutdown” récord deja en evidencia la parálisis política que atraviesa Washington y el alto costo que paga la población estadounidense por un enfrentamiento que ya supera la cuestión presupuestaria y pone en juego el control del poder federal.






