El mandatario obtuvo una ajustada victoria en el balotaje frente a Luisa González, quien cuestionó la transparencia del proceso electoral y anunció que impugnará los comicios.
Daniel Noboa fue reelecto este domingo como presidente de Ecuador tras imponerse en el balotaje frente a la candidata correísta Luisa González. Con el 98% de las mesas escrutadas, el mandatario logró una victoria con el 51,3% de los votos frente al 48,7% de su contrincante. Sin embargo, el resultado fue inmediatamente cuestionado por la fuerza opositora, que denunció “un fraude electoral masivo” y anunció que no reconocerá el triunfo.
González, respaldada por el expresidente Rafael Correa, aseguró en conferencia de prensa que hubo irregularidades durante la jornada, incluyendo cortes de energía en zonas clave, denuncias por fallas en el sistema informático del Consejo Nacional Electoral (CNE) y una “manipulación deliberada de resultados”. La candidata confirmó que su espacio iniciará acciones legales para impugnar el resultado ante la Justicia Electoral.
Desde el oficialismo negaron las acusaciones y defendieron la transparencia del proceso. El propio Noboa celebró su reelección con un discurso en el que llamó a la unidad nacional y prometió “consolidar la seguridad, la economía y el empleo como pilares del nuevo Ecuador”. También agradeció el respaldo popular y aseguró que su nueva gestión tendrá “tolerancia cero con la corrupción”.
La tensión se trasladó rápidamente a las calles, donde miles de simpatizantes de ambas fuerzas se movilizaron en distintas ciudades del país. En Quito y Guayaquil se registraron manifestaciones pacíficas, aunque el Gobierno desplegó un operativo de seguridad para prevenir disturbios ante la posibilidad de protestas masivas en los próximos días.
El balotaje en Ecuador se dio en un clima marcado por la inseguridad, la crisis económica y una fuerte polarización política. La denuncia del correísmo abre una nueva etapa de conflicto institucional que podría derivar en una larga batalla judicial, mientras la región sigue con atención un escenario que mezcla tensión democrática y fragilidad social.