Por la caída del salario real y la falta de empleo formal, más argentinos suman múltiples trabajos o recurren a plataformas para subsistir.
El pluriempleo en Argentina alcanzó su punto más alto en una década. Ante la pérdida del poder adquisitivo y la dificultad para conseguir empleo formal, cada vez más personas se ven obligadas a tener dos o más trabajos para sostener sus ingresos mensuales.
Los datos reflejan un fenómeno que atraviesa a distintos sectores sociales: profesionales, trabajadores de servicios y jóvenes que se insertan al mercado laboral combinan actividades en relación de dependencia con trabajos informales o tareas por cuenta propia. Esta tendencia también se refleja en el fuerte crecimiento del empleo en plataformas digitales, como aplicaciones de reparto o de servicios por demanda.
El deterioro del salario real, que se acentuó durante el último año, empuja a los trabajadores a buscar fuentes alternativas de ingresos. En muchos casos, incluso aquellos que cuentan con un empleo registrado deben complementar su salario con changas, emprendimientos o actividades freelance.
Además del pluriempleo, otro dato que preocupa es el aumento de la informalidad. Una porción importante del trabajo adicional no está registrado, lo que implica condiciones laborales precarias, ausencia de cobertura social y exposición a mayor vulnerabilidad económica.
Desde el ámbito sindical y académico advierten que esta tendencia podría consolidarse si no se revierten las condiciones estructurales del mercado laboral. Reclaman políticas activas para la creación de empleo de calidad y medidas que protejan el poder adquisitivo de los salarios.
Mientras tanto, miles de argentinos adaptan su rutina a una lógica de supervivencia diaria, donde el tiempo libre se reduce y la estabilidad laboral se vuelve cada vez más inalcanzable.
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