Fue una derrota política para el oficialismo y marcó un hecho inédito desde el regreso de la democracia: nunca antes se habían rechazado pliegos para el máximo tribunal.
En una sesión que quedará en los registros parlamentarios, el Senado de la Nación rechazó este miércoles las candidaturas de Ariel Lijo y Manuel García Mansilla, los jueces propuestos por el presidente Javier Milei para integrar la Corte Suprema. La decisión, respaldada por una amplia mayoría, representa un fuerte revés político para el gobierno.
Ariel Lijo obtuvo 43 votos en contra y 27 a favor, mientras que García-Mansilla recibió 51 rechazos frente a 20 adhesiones. El resultado expuso las dificultades del Ejecutivo para articular mayorías en la Cámara Alta, incluso tras haber enviado los pliegos en noviembre del año pasado. Es la primera vez desde 1983 que el Senado le niega el acuerdo a candidatos propuestos para ocupar cargos en el máximo tribunal.
Las críticas a las postulaciones fueron diversas: sobre Lijo pesaron objeciones ligadas a su desempeño como juez federal, cuestionado en varias oportunidades por presunto encubrimiento y falta de transparencia en sus fallos. En el caso de García-Mansilla, docente universitario con un perfil técnico, los cuestionamientos apuntaron a sus posiciones conservadoras y a su escasa trayectoria judicial.
Desde el oficialismo no ocultaron su malestar por el resultado. El gobierno emitió un comunicado acusando al Senado de frenar el proceso de renovación institucional, mientras que desde la oposición destacaron la importancia de preservar la legitimidad de la Corte Suprema y de respetar los mecanismos institucionales para su integración. Por ahora, el oficialismo deberá volver a barajar y definir cómo continuará el proceso para cubrir las vacantes en el máximo tribunal.
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