El empresario dejó su puesto en medio de desacuerdos con la administración republicana sobre temas fiscales y regulatorios.
Elon Musk anunció su renuncia como asesor del gobierno de Donald Trump, cargo que ocupaba en el marco del nuevo mandato del expresidente. La decisión fue confirmada por el propio empresario, quien señaló «diferencias irreconciliables» con la agenda económica y fiscal de la administración.
Según trascendió, el CEO de Tesla y SpaceX mantenía desacuerdos crecientes con el rumbo que estaba tomando el gobierno republicano, especialmente en materia de impuestos a grandes fortunas y regulación del sector tecnológico. Musk consideró que las políticas propuestas podrían desalentar la innovación y afectar la competitividad de empresas clave.
Su alejamiento representa un golpe simbólico para el equipo de Trump, que había celebrado la incorporación de Musk como una muestra de apertura hacia el sector privado y la disrupción empresarial. Sin embargo, la convivencia fue corta y marcada por fricciones internas que se agudizaron en las últimas semanas.
En sus declaraciones, Musk afirmó que continuará participando del debate público sobre el futuro económico de Estados Unidos, pero desde una posición independiente. También remarcó que sus empresas seguirán enfocadas en el desarrollo tecnológico y la transición energética, al margen de cualquier alineamiento partidario.
La salida de Musk reaviva el debate sobre la influencia del empresariado en las decisiones de gobierno y deja en evidencia las tensiones internas dentro del entorno de Trump. A medida que el mandatario busca consolidar su agenda, la renuncia de una figura como Musk deja un vacío difícil de llenar.