Con dolor y duras críticas a hospitales privados, familiares de las 49 víctimas fatales en Rosario por el fentanilo contaminado de HLB Pharma relataron ante diputados sus experiencias y denunciaron la falta de control, empatía y respuestas del sistema de salud.
El dolor y la indignación atravesaron la audiencia pública que la comisión investigadora de la Cámara de Diputados realizó este lunes en Rosario, la ciudad más golpeada por la tragedia del fentanilo contaminado producido por HLB Pharma. Con 49 muertes confirmadas solo en la ciudad y 124 en todo el país, familiares de las víctimas relataron historias marcadas por el sufrimiento, el destrato y la falta de explicaciones por parte de los centros de salud, especialmente los del sector privado.
“Mi mamá entró caminando al Hospital Italiano Centro de Rosario. Salió a los 36 días en un féretro. En el medio sufrimos incertidumbre, falta de explicaciones y un indecible destrato”, dijo Ivana Esteban, cuya madre, Rosa Campos, murió tras recibir una ampolla de fentanilo contaminado. En su intervención, Ivana fue contundente: “Esto fue una masacre. Si el fentanilo hubiera sido controlado, no habría pasado esto. Han destruido familias enteras. Necesitamos al Estado ayudando a las víctimas. Esto es una emergencia sanitaria, no hechos aislados”.
Durante más de tres horas, los testimonios se sucedieron ante un auditorio conmovido. La reunión estuvo encabezada por la diputada socialista Mónica Fein, presidenta de la comisión, y contó con la presencia de legisladores nacionales como Victoria Tolosa Paz, Pablo Yedlin, Germán Martínez, Vilma Ripoll y Eduardo Valdés, entre otros.
Los familiares denunciaron la falta de humanidad del personal médico en instituciones como el Hospital Italiano y el Grupo Oroño, que concentra al Sanatorio Parque, el Sanatorio de Niños y el Instituto Cardiovascular Rosario. En casi todos los casos, las víctimas habían ingresado por cuadros leves o controlados y fallecieron tras recibir medicación adulterada.
Tolosa Paz detalló que las partidas contaminadas fueron adquiridas por 51 centros de salud públicos y privados en cinco distritos: Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Formosa y la Ciudad de Buenos Aires. En Rosario, 22 instituciones recibieron el producto de HLB Pharma, entre ellas el Hospital Italiano —con 19 muertes—, el Sanatorio Parque, el ICR y el HECA.
Los testimonios repitieron una misma línea: soledad, desconcierto y maltrato. Claudia Pérez contó que su esposo murió en el Sanatorio Parque tras una operación de urgencia: “Tenían la última tecnología, pero no investigaron. Nos trataron como si pidiéramos limosna. Mi marido debía volver a casa. Nos destrozaron y nos dejaron solos”.
Ana María Carranza relató el caso de su hija, Ana Belén, internada por una neumonía leve: “Todos los días moría gente como moscas. Pregunté qué pasaba y me dijeron ‘esto es terapia, la gente que está acá se muere’. Mi hija era sana. Me la entregaron muerta”.
Estefanía Ferrari, otra de las víctimas indirectas, denunció condiciones indignas en el Hospital Italiano: “Olor nauseabundo en la terapia, hormigas en las camas. Entré con mi papá para una cirugía programada y me lo devolvieron con un acta de defunción. Esto fue una masacre”.
Al cierre, la diputada Silvina Giudice (PRO) advirtió que “esto fue un hecho delictivo” y reclamó reformas urgentes en la trazabilidad de medicamentos inyectables: “Descubrimos que la ley no obliga a identificar la ampolla aplicada a cada paciente. Eso tiene que cambiar”.
La audiencia en Rosario dejó en evidencia que, además del dolor de las pérdidas, las familias enfrentan un sistema de salud opaco y sin controles efectivos. Exigen respuestas, acompañamiento estatal y justicia por lo que muchos definieron con claridad: “una masacre evitable”.






