El compositor y director orquestal dejó una huella imborrable en el teatro nacional. Su obra más recordada: la sinfonía de Drácula.
El mundo del espectáculo argentino despide con profundo pesar a Ángel Mahler, reconocido compositor, director de orquesta y figura clave en la consolidación del género musical en el país. Su fallecimiento representa una pérdida sensible para la cultura nacional, especialmente para quienes vivieron el auge del teatro musical durante las últimas décadas.
Mahler fue el autor de algunas de las composiciones más emblemáticas del teatro argentino. Su trabajo más celebrado fue Drácula, el musical, una obra que se convirtió en un fenómeno de taquilla y marcó un antes y un después en la historia de la comedia musical nacional. Junto a Pepe Cibrián, formó una dupla creativa que dio vida a producciones de alto nivel artístico y técnico.
Más allá de los escenarios, su talento como director orquestal lo llevó a participar en múltiples conciertos sinfónicos y a formar nuevas generaciones de músicos y artistas. Su legado incluye no solo partituras memorables, sino también el impulso a una industria que supo encontrar identidad propia gracias a su visión.
Ángel Mahler también ocupó roles públicos vinculados a la gestión cultural, siempre con el objetivo de promover el acceso a las artes y la formación artística. Su compromiso con la cultura trascendió el ámbito teatral para volverse una causa de vida.
Hoy, colegas, discípulos y públicos de distintas generaciones lo recuerdan con admiración y gratitud. El arte argentino pierde a uno de sus grandes referentes, pero su música continuará resonando en cada función, en cada escenario y en el corazón de quienes vivieron la magia de su obra.