Tenía 106 años y fue un símbolo de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia en Argentina.
Rosa Roisinblit, presidenta honoraria de Abuelas de Plaza de Mayo, falleció este sábado a los 106 años. Su vida estuvo marcada por la búsqueda incansable de su hija y de su nieto apropiado durante la última dictadura cívico-militar, convirtiéndose en una referente indiscutida de la defensa de los derechos humanos en Argentina.
Nacida en 1919, Roisinblit se sumó a la organización en 1978, tras la desaparición de su hija Patricia y su yerno. A lo largo de más de cuatro décadas, se mantuvo activa en la recuperación de la identidad de los nietos y en la denuncia de los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado.
Su compromiso trascendió fronteras: participó en foros internacionales, mantuvo encuentros con líderes políticos y religiosos, y fue una voz firme en la exigencia de justicia. En 2000, logró reencontrarse con su nieto Guillermo, uno de los tantos jóvenes apropiados durante la dictadura, lo que representó un momento emblemático en su lucha.
Como presidenta honoraria de Abuelas, acompañó hasta sus últimos años cada avance en la restitución de identidades, celebrando la aparición de cada nieto como una victoria colectiva. Su figura encarna la perseverancia y la esperanza que marcaron el trabajo de la organización a lo largo de su historia.
La noticia de su fallecimiento generó profundo pesar en organismos de derechos humanos, dirigentes políticos y en toda la sociedad, que la reconoce como un símbolo de dignidad y resiliencia. El legado de Rosa Roisinblit permanecerá vivo en la memoria colectiva y en la causa de las Abuelas, que continúa más vigente que nunca.