Los mandatarios provinciales expresaron escepticismo frente a la propuesta del Gobierno nacional y plantearon condiciones para participar.
La convocatoria de la Casa Rosada a una mesa de diálogo con los gobernadores generó desconfianza entre los mandatarios provinciales, que hasta el momento evitaron confirmar su participación. La propuesta, presentada como un espacio para consensuar políticas económicas y sociales, fue recibida con cautela en las provincias.
Varios gobernadores remarcaron que antes de sentarse a negociar esperan definiciones claras del Gobierno sobre el rumbo económico, la distribución de recursos y el cumplimiento de compromisos previamente asumidos. En ese marco, señalaron que la invitación no puede ser interpretada como un gesto de apertura real si no está acompañada de medidas concretas.
Desde los distritos más críticos advirtieron que la iniciativa oficial parece orientada más a ganar tiempo que a abrir un proceso genuino de diálogo federal. Incluso, algunos referentes deslizaron que la falta de confianza responde a experiencias previas en las que las promesas no se tradujeron en hechos.
Mientras tanto, la Casa Rosada insiste en la necesidad de un acuerdo político amplio para enfrentar la crisis y busca mostrar señales de gobernabilidad. Sin embargo, el escepticismo de los gobernadores anticipa un escenario complejo para el Ejecutivo, que deberá trabajar para reconstruir puentes de confianza en un contexto de fuerte tensión institucional.