Las movilizaciones semanales de adultos mayores exigen pensiones dignas y acceso a medicamentos, mientras enfrentan una creciente represión policial.
Cada miércoles, miles de jubilados se congregan frente al Congreso de la Nación en Buenos Aires, reclamando por pensiones que les permitan vivir con dignidad, acceso gratuito a medicamentos y atención médica de calidad. Estas manifestaciones, que evocan las históricas rondas de las Madres de Plaza de Mayo, se han convertido en un símbolo de resistencia contra las políticas de ajuste del gobierno de Javier Milei.
Sin embargo, las protestas pacíficas han sido respondidas con una creciente represión por parte de las fuerzas de seguridad. En las últimas movilizaciones, se registraron enfrentamientos que dejaron heridos y detenidos. La ministra de Seguridad ha defendido estos operativos, argumentando la necesidad de mantener el orden público.
La violencia ejercida contra los manifestantes ha generado un amplio repudio tanto a nivel nacional como internacional. Organizaciones de derechos humanos y sindicatos han expresado su preocupación por el uso excesivo de la fuerza contra adultos mayores que ejercen su derecho a la protesta. Además, la represión ha motivado que otros sectores sociales se sumen a las marchas en solidaridad con los jubilados.
Las demandas de los jubilados incluyen la actualización de las pensiones mínimas, que actualmente no alcanzan a cubrir la canasta básica, la restitución de la cobertura total de medicamentos y la extensión de la moratoria previsional. Muchos de ellos se ven obligados a seguir trabajando o dependen de la ayuda de sus familias para subsistir.
A pesar de la represión, los jubilados han reafirmado su compromiso de continuar con las movilizaciones semanales. Su lucha se ha convertido en un emblema de la resistencia social en Argentina, inspirando a otros colectivos a unirse en defensa de los derechos adquiridos y en oposición a las políticas de ajuste del gobierno.