Criticas cruzadas: el gobernador bonaerense volvió a denunciar la falta de inversión oficial, mientras que Nación centraliza y transfiere programas habitacionales a provincias y municipios.
El gobernador Axel Kicillof encabezó un acto en Tornquist donde entregó viviendas construidas por la provincia y lanzó duras críticas al gobierno nacional por la paralización de obras en distintos sectores. Definió el abandono de iniciativas en curso, entre ellas construcciones educativas y habitacionales, como una “decisión criminal” que afecta directamente a la producción, el trabajo y el acceso a servicios esenciales.
En simultáneo, desde el Poder Ejecutivo nacional se avanzó con un decreto que disolvió la Secretaría de Desarrollo Territorial, Hábitat y Vivienda. Esa dependencia, que gestionaba programas como Procrear y Casa Propia, fue absorbida por la Secretaría de Obras Públicas. La decisión busca trasladar la responsabilidad de esos planes directamente a las provincias, municipios y al sector privado.
La medida nacional implicó también la disolución de fondos fiduciarios clave que financiaban proyectos habitacionales. Las provincias ahora deben asumir la coordinación de las obras pendientes, mientras Nación justifica la reestructuración como una apuesta a la descentralización y a la reducción del rol estatal en la gestión de la vivienda.
El cruce entre Provincia y Nación refleja tensiones políticas y administrativas profundas. Kicillof acusa al gobierno central de abandonar el desarrollo territorial y priorizar figuras simbólicas sobre necesidades reales de la población. Desde la Nación, en cambio, sostienen que descentralizar la gestión permitirá mayor eficiencia y autonomía local.
Mientras tanto, los 8 mil hogares entregados por la provincia, junto al reclamo por las 2 mil obras pendientes de avanzar, reflejan el contraste entre los esfuerzos provinciales y el nuevo enfoque federal. Las consecuencias de esta tensión ya son palpables en la infraestructura y en la respuesta ante necesidades habitacionales urgentes.