La capital ucraniana vivió una de las ofensivas más intensas del año, con múltiples explosiones que dejaron daños en varios puntos de la ciudad.
Kiev fue escenario de un ataque aéreo masivo que se extendió durante más de siete horas, dejando a sus habitantes bajo una lluvia de drones y misiles en la madrugada. Las autoridades locales reportaron una ofensiva de gran escala que afectó distintos barrios de la capital ucraniana, provocando incendios, cortes de energía y daños estructurales.
El ataque, que comenzó durante la noche y se prolongó hasta primeras horas del día, activó reiteradas alarmas antiaéreas. Los sistemas de defensa lograron interceptar buena parte de los proyectiles, pero algunos lograron impactar en zonas residenciales e industriales. El estruendo de las explosiones se escuchó en distintos puntos de la ciudad, generando escenas de pánico.
Según fuentes locales, se trató de uno de los bombardeos más prolongados de los últimos meses. Si bien no se reportaron víctimas fatales hasta el momento, varias personas resultaron heridas por la caída de escombros y la onda expansiva de las explosiones. Equipos de emergencia trabajaron durante horas para asistir a los afectados y contener los focos de incendio.
El gobierno ucraniano condenó la ofensiva y reafirmó su determinación de resistir los ataques, mientras refuerza los sistemas de defensa aérea con apoyo internacional. Las autoridades señalaron que este tipo de acciones buscan debilitar la infraestructura civil y sembrar el terror entre la población, en un contexto de guerra que no da señales de pausa.
Mientras tanto, la comunidad internacional sigue con atención la evolución del conflicto. Kiev se mantiene en estado de alerta máxima, y los habitantes se preparan para posibles nuevas oleadas de ataques en los próximos días. La capital, símbolo de la resistencia ucraniana, vuelve a ser blanco de una ofensiva que golpea tanto en lo estratégico como en lo emocional.