Los rebeldes sirios nombraron a Mohamad al-Bashir como su próximo jefe de gobierno, según anunció el movimiento rebelde HTS por televisión.
El político Mohamed Al Bashir fue nombrado este martes primer ministro en funciones de la transición de Siria hasta marzo, informó la televisión siria, controlada ahora por las fuerzas que han derrocado al régimen de Bashar Al Assad.
“El Gobierno en funciones de la fase transitoria dura tres meses bajo la presidencia de Mohamed al Bashir”, dijeron fuentes de la Administración Política Siria a la televisión, después de la celebración de una sesión del Consejo de Ministros en la que se han traspasado los poderes del gabinete del anterior régimen a un nuevo Ejecutivo.
De acuerdo a las fuentes, el nuevo gobierno de transición empezará a tomar medidas relacionadas con la seguridad, como la «disolución de las autoridades de seguridad y anular las leyes de terrorismo», aunque no ofreció más detalles al respecto. «Ahora es el momento de que este pueblo disfrute de estabilidad y calma», dijo Mohamad al Bashir en una entrevista a la cadena de televisión Al Jazeera, tan solo dos días después de que las fuerzas rebeldes derrocaran al presidente Bashar al Assad.
Damasco volvió este martes a una relativa normalidad, con una reapertura casi total de los comercios y el retorno del tráfico caótico apenas tres días después de la caída de al Assad, de cuyo derrocamiento quedan aún signos en la calle en forma de coches quemados y carteles vandalizados. La salida del presidente sirio provocó una búsqueda frenética por parte de las familias de las decenas de miles de personas recluidas en las cárceles y centros de detención de sus servicios de seguridad.
Tras casi 54 años, Siria no tendrá en el gobierno a la dinastía de los Assad. La caída del régimen de Bashar Al Assad puso este domingo un dramático final a su lucha de casi 14 años por mantenerse en el poder, mientras su país se fragmentaba en una brutal guerra civil convertida en un campo de batalla indirecta entre potencias regionales e internacionales. En tanto, el Gobierno recomendó a los ciudadanos no viajar a la zona del conflicto.
La caída del líder marcaba un fuerte contraste con sus primeros meses como el improbable presidente de Siria en 2000, cuando muchos esperaban que fuera un joven reformador después de tres décadas del férreo control de su padre. Con solo 34 años, el oftalmólogo educado en Occidente era visto como una figura amable que llegaba al poder para torcer el destino del país.