A sala repleta, un grupo de escritores, periodistas y artistas se reunió en el Teatro Picadero para una lectura coral de la novela señalada como “pornográfica” por la vicepresidenta, como desagravio a su autora y en respuesta a las polémicas sobre varios títulos del programa de lectura Identidades bonaerenses.
En la mañana del sábado 23 de noviembre, más de 400 personas y 100 escritores se reunieron en el Teatro Picadero con un objetivo en común: defender la lectura y hacer frente ante quienes dicen que no hay que leer. El evento, organizado por la escritora Claudia Piñeiro, invitaba a escritores, lectores y defensores de la cultura a leer en conjunto fragmentos de Cometierra de Dolores Reyes, Las Primas de Aurora Venturini, y Si no fueras tan niña de María Sol Fantín, tres de los libros recientemente cuestionados por la vicepresidenta, Victoria Villarruel.
“Esta campaña está sostenida en dos mentiras”, fustiga Martín Kohan desde la puerta del Picadero. “Que Cometierra es un libro pornográfico: es mentira. Y que se da a leer a los niños: es mentira. Y esas mentiras se sustentan en una premisa que es no leer. Hay señales que permiten suponer que Villarruel no leyó este libro. Y que Joni Viale, que lo mostró en cámara, no lo leyó. Y los sucesivos esbirros del brazo armado del gobierno, tal como se expresaron, tampoco lo leyeron. Y si lo han leído y piensan que es pornográfico, tiendo a pensar que lo que pornografiza es la mirada de ellos, porque el libro no es pornográfico”.
Desde el escenario del Picadero el evento comenzó con la lectura de la primera mitad de Cometierra. Se fueron pasando la palabra más de cien autores y autoras como Félix Bruzzone, Alejandra Kamiya, Claudia Aboaf, Liliana Heker, Juan Sasturain, Sergio Olguín, Tamara Tenenbaum, Inés Garland, Juan Carrá, entre muches más. Dolores Reyes cerró esta primera lectura y fue muy aplaudida.
Lo que sucedió en el Teatro Picadero durante la mañana del sábado fue una manifestación tan pacífica como poderosa: docentes, estudiantes e incluso familias enteras concurrieron para escuchar el relato en voz alta de estas tres novelas como una forma de asegurar que contra los libros nadie va a poder. «Es una forma de responder, me parece la más genuina, al que dice ‘no hay que leer’. Al que dice que no hay que leer se le responde leyendo, y mostrando que hay un montón de gente que vivió una mañana espectacular porque le leímos. Y en todo lo que le leímos no hay ningún daño, no hay nada que no se pueda escuchar», dijo a Claudia Piñeiro, sobre la importancia de la jornada.