Las intensas lluvias provocaron desbordes de ríos y daños masivos en infraestructuras, obligando a miles de personas a abandonar sus hogares.
El suroeste de China atraviesa una situación crítica tras las intensas lluvias que generaron graves inundaciones y obligaron a evacuar a más de 80.000 personas. La provincia más afectada es Guizhou, donde los ríos se desbordaron, arrasando viviendas, rutas y cultivos. Las autoridades activaron el nivel de emergencia y desplegaron unidades de rescate en las zonas más comprometidas.
Las imágenes difundidas por medios locales muestran autos flotando, calles convertidas en ríos y cientos de personas siendo asistidas por equipos de salvamento. Las lluvias comenzaron el fin de semana y se intensificaron durante las últimas 48 horas, lo que provocó el colapso de represas menores y cortes de energía en varias localidades.
El gobierno chino declaró la alerta naranja, la segunda más alta del sistema nacional, y advirtió que las precipitaciones continuarán durante los próximos días. En paralelo, se trabaja contrarreloj para garantizar refugio, agua potable y alimentos a los damnificados.
Las autoridades indicaron que se están realizando tareas de monitoreo constante sobre los niveles de los ríos Yangtsé y sus afluentes, ante el riesgo de que la situación se agrave. Ingenieros civiles y militares fueron movilizados para reforzar los diques de contención y prevenir nuevas catástrofes.
China experimenta cada vez más eventos climáticos extremos, lo que alimenta el debate sobre la planificación urbana, la crisis climática global y la necesidad de adaptar la infraestructura a un escenario de mayor vulnerabilidad ambiental.