El Presidente reapareció en público con su hermana y principal asesora. Evitó hablar de las denuncias por presuntas coimas y apuntó contra la política tradicional
El presidente Javier Milei volvió a compartir un acto público con su hermana Karina, secretaria general de la Presidencia y figura clave en su círculo íntimo. El mandatario utilizó la ocasión para insistir en su discurso contra la dirigencia política y cuestionar los intereses que, según él, intentan frenar su proyecto de gobierno.
En medio de las repercusiones por las denuncias de presuntas coimas en el oficialismo, Milei decidió esquivar cualquier referencia directa al tema. “Están molestos porque les estamos afanando los choreos”, lanzó, en alusión a lo que describió como prácticas habituales de la política tradicional. Sus palabras buscaron instalar la idea de que su administración incomoda a los sectores acostumbrados a manejar fondos públicos con discrecionalidad.
Además, el jefe de Estado redobló sus críticas hacia el Congreso. “No me importa el daño que puedan hacerme”, afirmó, señalando que está dispuesto a soportar embates con tal de mantener en pie su programa económico y político. De esta manera, ratificó su estrategia de confrontación con el Poder Legislativo, que se ha convertido en uno de los principales obstáculos para la sanción de sus proyectos.
La aparición de Karina Milei junto a su hermano también fue interpretada como un gesto de respaldo interno. En varias oportunidades, la secretaria general ha sido descrita como la “jefa” en la toma de decisiones dentro de la Casa Rosada, por lo que su presencia refuerza la imagen de unidad en la cúpula libertaria.
Con este nuevo capítulo, Milei reafirma su narrativa de enfrentamiento contra la “casta” y busca sostener la base de apoyo social que lo llevó a la presidencia. Mientras tanto, las investigaciones judiciales en torno a las denuncias de corrupción continúan avanzando y mantienen en tensión el escenario político.