En las elecciones legislativas porteñas votó solo el 53% del padrón. Especialistas advierten sobre una creciente apatía política y desconfianza ciudadana.
La Ciudad de Buenos Aires vivió este fin de semana una elección histórica, pero no por su resultado, sino por el nivel de participación ciudadana. Apenas el 53% del padrón habilitado acudió a las urnas, lo que representa la cifra más baja registrada en la historia electoral porteña.
Los comicios legislativos de este domingo definían la nueva conformación de la Legislatura local, pero la falta de interés y el desapego hacia la política se hicieron sentir. Diversos analistas coinciden en que el ausentismo electoral responde a una combinación de factores: desilusión con la dirigencia, crisis económica y una agenda pública que no logra conectar con las preocupaciones de los votantes.
Desde la Justicia Electoral reconocieron la baja concurrencia, aunque destacaron que el proceso se desarrolló con normalidad. Sin embargo, la preocupación crece entre los partidos políticos, ya que este nivel de participación pone en duda la representatividad de los candidatos electos.
Algunos dirigentes de la oposición y del oficialismo coincidieron en que es urgente revisar las estrategias de comunicación y acercamiento a la ciudadanía. “Si la gente no vota, es porque siente que nada cambia”, expresó un legislador reelecto, en diálogo con medios locales.
La elección porteña deja, así, un fuerte mensaje que trasciende los números: la democracia necesita más que urnas para sostenerse. La desconexión entre política y ciudadanía se profundiza, y el desafío será reconstruir el vínculo antes de que el desinterés se convierta en la nueva normalidad.