El centrista logró una victoria histórica que pone fin a casi dos décadas de gobiernos de izquierda en el país andino.
Rodrigo Paz Pereira se impuso en el balotaje presidencial boliviano con aproximadamente el 54,6 % de los votos, coronando una campaña que lo llevó desde el tercer lugar en la primera vuelta hasta la máxima magistratura. De esta manera, se rompe el ciclo de casi veinte años de mandato del partido Movimiento al Socialismo (MAS).
El nuevo presidente electo asumirá su cargo el próximo 8 de noviembre, y su triunfo se interpreta como la apertura de un nuevo ciclo político para Bolivia. Paz, de 58 años, prometió una agenda de reformas centradas en la creación de empleo, la atracción de inversiones y la mejora del vínculo con potencias occidentales.
Sin embargo, el panorama no es sencillo: su partido, aunque obtuvo la mayor cantidad de bancas en el Congreso, no logró la mayoría absoluta, lo que obligará a la construcción de alianzas para avanzar con su propuesta gubernamental. Además, el país enfrenta una profunda crisis económica, con alta inflación, falta de divisas y retos en materia energética.
La victoria de Paz no solo marca un cambio interno en Bolivia, sino que también tiene implicaciones regionales: el viraje político podría influir en la estrategia de integración latinoamericana y los equilibrios geopolíticos. Sus primeros movimientos de gobierno serán observados con lupa.