El fuego cruzado en Cachemira eleva la tensión entre dos potencias nucleares mientras crecen los temores a un conflicto mayor.
El conflicto entre India y Pakistán volvió a escalar peligrosamente en las últimas horas, con un saldo de al menos 38 muertos en enfrentamientos registrados a lo largo de la frontera que divide la región de Cachemira. Ambos gobiernos se acusan mutuamente de iniciar los ataques, y la comunidad internacional observa con preocupación un posible avance hacia una guerra abierta.
La Línea de Control, zona de frontera en disputa, fue escenario de intensos intercambios de disparos y bombardeos desde el miércoles. Las víctimas incluyen tanto personal militar como civiles, y los enfrentamientos ya obligaron a la evacuación de miles de personas en aldeas cercanas. El gobierno indio denunció que sus fuerzas respondieron a una “agresión paquistaní”, mientras que Islamabad acusó a Nueva Delhi de provocar los incidentes con operativos encubiertos.
La región de Cachemira ha sido históricamente uno de los puntos más calientes del sur de Asia, con tres guerras entre ambas naciones desde su independencia en 1947. En esta oportunidad, los hechos se desarrollan en un contexto de creciente nacionalismo en ambos países, lo que dificulta los intentos de mediación y alienta una retórica belicista en los discursos oficiales.
Desde la ONU y otras potencias internacionales se reiteraron los llamados a la moderación. Tanto India como Pakistán cuentan con armas nucleares, y cualquier escalada podría tener consecuencias devastadoras a nivel regional y global. Mientras tanto, diplomáticos de Estados Unidos, China y la Unión Europea iniciaron contactos para intentar enfriar la situación y evitar un conflicto a gran escala.
En el terreno, las operaciones militares continúan y no hay señales de un cese inmediato del fuego. La población civil, atrapada en medio del conflicto, enfrenta cortes de energía, falta de atención médica y una creciente incertidumbre. La tensión crece mientras el mundo contiene la respiración ante el riesgo de una guerra entre dos potencias nucleares.