En su alocución, el presidente calificó el momento como el fin de una era de terror y el inicio de una nueva etapa de fe y esperanza.
Donald Trump fue recibido con honores en el Parlamento de Israel y ofreció un discurso cargado de simbolismo político y religioso. Durante su intervención, expresó que el reciente acuerdo de paz y liberación de rehenes marca “el fin de una guerra” y el cierre de “una era de terror”.
El exmandatario consideró que el Oriente Medio ingresa ahora en “una era dorada”, fundamentando su visión en la reconstrucción de alianzas estratégicas y la restauración de la estabilidad regional. Se mostró optimista y convocó a una nueva etapa de cooperación entre Israel y sus vecinos.
En varios pasajes del discurso, Trump apeló a referencias bíblicas, la fe y una mirada moral, como eje para unir fuerzas ante desafíos comunes. También reivindicó su rol diplomático en los recientes avances en la región y apuntó a proyectar su liderazgo en procesos internacionales.
La recepción de sus palabras despertó reacciones contrapuestas: desde el entusiasmo de sus seguidores hasta críticas por la intromisión política. El contexto geopolítico, con los procesos de alto el fuego activos, suma tensión al debate sobre la influencia estadounidense en la región.