El 2024 cerró con cifras alarmantes: más de la mitad de los niños y niñas en Argentina vive en condiciones de pobreza. Las brechas regionales profundizan el problema.
Un informe oficial reveló que en 2024 la pobreza infantil en Argentina alcanzó su punto más crítico desde la crisis de 2001. Según los datos, el 57% de los niños y niñas del país vive en hogares cuyos ingresos no alcanzan para cubrir la canasta básica. La situación afecta especialmente a las provincias del norte argentino, donde los índices superan ampliamente la media nacional.
El documento advierte que, si bien la tendencia fue contenida parcialmente por dos políticas públicas focalizadas —la ampliación de la Asignación Universal por Hijo y la distribución de alimentos en comedores escolares—, estas medidas no lograron revertir el deterioro generalizado de las condiciones de vida.
Expertos señalan que el impacto de la inflación, el desempleo y el ajuste fiscal contribuyó al agravamiento del cuadro social. En contraste, algunas regiones del centro del país, con mejores niveles de empleo formal, lograron amortiguar en parte el golpe.
La pobreza infantil no solo implica carencias materiales, sino también restricciones en el acceso a la salud, la educación y el desarrollo integral. Organizaciones sociales y organismos internacionales volvieron a instar al Estado a tomar medidas urgentes y sostenidas en el tiempo para garantizar los derechos básicos de la niñez.
Mientras tanto, el informe anticipa que las cifras podrían mantenerse en niveles elevados durante 2025 si no se implementan políticas económicas y sociales más estructurales, orientadas a reducir la desigualdad y proteger a los sectores más vulnerables.