La medida busca contener los precios en la previa electoral y evitar un nuevo impacto inflacionario.
El Gobierno nacional anunció una nueva postergación en la actualización del impuesto a los combustibles líquidos, que debía aplicarse a partir de octubre. La decisión apunta a frenar una posible suba en las naftas y el gasoil, en un contexto de fuerte sensibilidad social por la inflación y en plena campaña electoral.
Según confirmaron fuentes oficiales, la medida responde a la necesidad de “preservar el poder adquisitivo de los consumidores” y evitar que los aumentos en los surtidores tengan un efecto multiplicador en el resto de la economía, especialmente en los costos de transporte y logística.
La actualización del tributo, que se encuentra regulada por ley, viene siendo aplazada de manera recurrente desde 2021. En este caso, el congelamiento tendrá vigencia hasta después de las elecciones, lo que genera críticas de sectores opositores que denuncian un uso político de la herramienta fiscal.
Desde el sector petrolero advierten que la postergación podría impactar en la recaudación y en la sustentabilidad de las inversiones, aunque reconocen que un incremento en este momento hubiese generado un alza inmediata de precios. Mientras tanto, el Gobierno apuesta a mantener estable el valor de los combustibles en un escenario económico delicado.