El evento, respaldado por la presidencia de la Cámara baja, dio espacio institucional a teorías pseudocientíficas y desató el repudio unánime de sociedades médicas y especialistas por promover desinformación sobre las vacunas contra el Covid-19.
El Congreso de la Nación volvió a quedar envuelto en la polémica este jueves, luego de que en una jornada organizada por la diputada del PRO Marilú Quiróz se presentara a un supuesto “hombre imantado” como “prueba” de los efectos adversos de las vacunas contra el Covid-19. El evento, titulado “¿Qué contienen realmente las vacunas Covid-19?” y respaldado oficialmente por el presidente de la Cámara, Martín Menem, abrió las puertas del Parlamento a discursos negacionistas y teorías refutadas por la ciencia.
La escena —que rápidamente se viralizó en redes sociales— fue señalada como un hecho de extrema gravedad institucional por la comunidad científica y médica, que había advertido de antemano sobre la irresponsabilidad de otorgar un espacio legislativo a contenidos antivacunas.
El “hombre imantado”: un truco viejo y ampliamente desmentido
El episodio más llamativo ocurrió cuando un expositor mostró al público a un supuesto “imán humano”, a quien se le adherían objetos metálicos sobre la piel. Sin embargo, la ciencia ha explicado innumerables veces que este fenómeno no tiene nada de magnético: se trata simplemente de fricción, tensión superficial y humedad. La piel, al estar ligeramente aceitosa o sudada, puede generar el efecto de “pegado” de elementos livianos, especialmente si son planos o lisos.
Un método habitual para demostrar que no hay magnetismo es aplicar talco, lo que elimina la humedad y hace que los objetos dejen de adherirse. También existen trucos con adhesivos discretos o pequeños dispositivos ocultos, aunque la explicación más común es la fricción natural de la piel.
Incluso hay casos excepcionales como el de Jamie Keeton, conocido como “Can Head”, cuya piel presenta una adherencia anómala debido a una condición aún en estudio. Pero ninguno de estos escenarios está relacionado con las vacunas.
Aun así, el Congreso —máximo órgano legislativo del país— dio marco institucional para presentar este tipo de engaños como evidencia científica.
Fuerte repudio de sociedades médicas
La jornada no solo generó desconcierto, sino también un contundente rechazo por parte de siete de las principales entidades científicas y médicas del país, entre ellas SADIP, SAVE y SADI. En un comunicado conjunto, las organizaciones denunciaron que el evento “avala discursos negacionistas y abre la puerta a mayor confusión en un momento crítico para la vacunación”.
Las entidades recordaron que Argentina logró altos niveles de prevención gracias a décadas de consenso científico y advirtieron que este tipo de actividades “ponen en riesgo la salud pública y erosionan la confianza de la población”.
Una respuesta institucional alternativa
En paralelo, el ministro de Salud bonaerense, Nicolás Kreplak, anunció su participación en una actividad alternativa organizada en el Congreso para reforzar la importancia de la evidencia científica. “Debemos defender los consensos sanitarios alcanzados y enfrentar el negacionismo con claridad y responsabilidad”, afirmó.
Un problema político de fondo
Lo ocurrido expone un cuestionamiento profundo sobre el rol de la dirigencia política y la utilización del Parlamento. En lugar de promover información verificada y políticas basadas en evidencia, se habilitó un espacio oficial para la difusión de pseudociencia y teorías que han sido refutadas en innumerables oportunidades.
El episodio del supuesto “hombre imantado” se convirtió así en un símbolo del avance de discursos peligrosos dentro de instituciones que deberían ser garantes del interés público y la salud colectiva.






