El Gobierno ratificó su decisión de abandonar la Organización Mundial de la Salud y anticipó una reforma profunda del sistema sanitario nacional.
El Gobierno nacional confirmó su decisión de retirarse de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en una medida que marca un giro en la política sanitaria del país. El anuncio se produjo tras la visita del secretario de Salud de Estados Unidos, Robert Kennedy Jr., quien mantuvo una serie de reuniones con autoridades argentinas en Buenos Aires.
Desde el Ministerio de Salud señalaron que la salida responde a “cuestiones de soberanía sanitaria” y criticaron la influencia de organismos internacionales en la toma de decisiones locales. Según explicaron, el país buscará adoptar un nuevo enfoque basado en “evidencia independiente y transparencia”, con participación de expertos nacionales.
La medida fue celebrada por sectores del oficialismo que ven con recelo la estructura de la OMS y su rol durante la pandemia de COVID-19. Sin embargo, también generó preocupación en ámbitos médicos y científicos, donde advierten sobre posibles consecuencias en materia de cooperación, acceso a información epidemiológica y distribución de vacunas.
Como parte del nuevo rumbo, el Gobierno anticipó que pondrá en marcha una reforma integral del sistema de salud, con eje en la descentralización y la reducción de lo que considera «burocracia internacional innecesaria». En paralelo, buscará fortalecer alianzas bilaterales con otros países, en especial con Estados Unidos.
La decisión despertó reacciones divididas tanto a nivel nacional como internacional. Mientras algunos sectores celebran la ruptura con lo que consideran una estructura global “politizada”, otros alertan sobre el aislamiento sanitario que podría generar la medida. En este contexto, se abre un nuevo capítulo en la política exterior y de salud pública del país.