Este lunes, el organismo a cargo de Esteban Leguízamo echó a centenares de personas de planta permanente del edificio central. Entre ellos, hay médicos, administrativos y psicólogos.
El Gobierno avanzó con 230 despidos en el Programa de Atención Médica Integral (PAMI) como parte del plan de recorte de 1.400 empleados públicos anunciado días atrás por el ministerio de Salud. La medida apunta a volver más eficiente la entidad en el contexto de «achicamiento de estructuras internas», debido «al incumplimiento de tareas y duplicidad de funciones».
Las trabajadoras y los trabajadores incluso denuncian que hay servicios que prácticamente quedan vacíos y se habla de unas 300 personas echadas -todas de planta permanente- por el Gobierno. “Esta masacre nunca se vio”, dice uno de los afectados, entre los que hay una madre con un hijo discapacitado.
Hasta ahora, el Pami -con Esteban Leguízamo como director ejecutivo desde la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada- venía desarticulando programas, sufriendo recortes y ajustes en distintos servicios para las personas mayores como, por caso, la entrega al 100 por ciento de medicamentos. Pero los trabajadores aseguran que este vaciamiento tendrá un impacto todavía más fuerte entre los afiliados y afirman que el objetivo del gobierno para este año es reducir todo lo que pueda.
A los despidos de trabajadores en áreas sensibles del instituto se suma el recorte de prestaciones, dejando a la deriva a millones de jubilados y pensionados.
Mientras el Gobierno hace demagogia con su supuesta batalla contra «la casta», el ajuste continúa sin que se le mueva un pelo a las direcciones sindicales que solo realizan anuncios por las redes. Pese a ello, ya se están anunciando asambleas de trabajadoras y trabajadores en algunas sedes. Es urgente que los sindicatos convoquen a asambleas amplias y se unifiquen con otros sectores en conflicto para coordinar un plan de lucha nacional hasta lograr la reincorporación de las y los despedidos y le ponga un freno al Gobierno ajustador y empobrecedor.