La salida de Guillermo Francos y Lisandro Catalán reabrió la incertidumbre entre los gobernadores y encendió alarmas en los mercados. El oficialismo enfrenta disputas internas en momentos clave para definir el Presupuesto 2026 y sostener la estabilidad política y económica.
La inesperada renuncia del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y del ministro del Interior, Lisandro Catalán, generó desconcierto entre los gobernadores y preocupación en los mercados financieros. Las salidas se produjeron apenas horas después de la reunión de ambos funcionarios con el presidente Javier Milei y los mandatarios provinciales, en una foto que buscaba mostrar distensión política tras el triunfo electoral del oficialismo. Sin embargo, el gesto se desdibujó rápidamente en medio de las internas dentro del Gobierno.
Las diferencias entre la secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, y el asesor externo Santiago Caputo derivaron en una nueva crisis interna que dejó sin referentes a los gobernadores y abrió dudas sobre la capacidad del Ejecutivo para garantizar gobernabilidad. Francos y Catalán eran los encargados de negociar con las provincias la aprobación del Presupuesto 2026, un proyecto clave para definir la hoja de ruta económica del próximo año.
Para los analistas financieros, el episodio es una mala señal. Los mercados, atentos al devenir político del país, podrían reaccionar con cautela frente a la percepción de desorden en la cúspide del poder. “Sería impensado que una ley central como el Presupuesto no avance por disputas internas”, advierten en el sector, donde también se observa con inquietud lo que algunos empresarios del “círculo rojo” califican como la lentitud del presidente Milei para tomar decisiones de fondo.
La renuncia de Francos —quien había logrado tejer acuerdos con los mandatarios provinciales— reabre viejas heridas. Los gobernadores temen que se repita la experiencia de 2024, cuando varias promesas de obras y fondos acordados con la Nación no se cumplieron. Por eso, aunque existe voluntad de acompañar reformas estructurales como la laboral y la tributaria, exigen previsibilidad y cumplimiento de los compromisos asumidos.
El nuevo jefe de Gabinete, Manuel Adorni, asume bajo la órbita de Karina Milei y con el desafío inmediato de recomponer los vínculos políticos y estabilizar la imagen del Gobierno ante los mercados. Su rol será clave para asegurar que el tratamiento del Presupuesto 2026 avance sin contratiempos. El oficialismo prevé impulsarlo tras el 10 de diciembre, cuando la nueva composición del Congreso le otorgue mayor respaldo, y planea incluir también la reforma laboral en las sesiones extraordinarias.
Mientras tanto, la economía continúa bajo presión. Argentina mantiene reservas netas negativas por más de 10.000 millones de dólares y debe afrontar este lunes un pago de 820 millones al FMI en concepto de intereses. Las metas de reducción del déficit de reservas hacia fin de año lucen cada vez más difíciles de cumplir.
En ese contexto, los mercados financieros ya anticipan un escenario de volatilidad. Si el Gobierno no logra ordenar su interna ni consolidar una interlocución sólida con las provincias, la reacción se reflejará en el dólar y en el riesgo país. Como advierten los operadores, más allá del resultado electoral, “la Argentina sigue siendo la misma”, y la política —una vez más— vuelve a condicionar la confianza económica.






