Tras conquistar el último bastión del Ejército en Darfur, las Fuerzas de Apoyo Rápido extendieron su ofensiva hacia Kordofán del Norte. La ONU y la Corte Penal Internacional advirtieron sobre posibles crímenes de guerra, mientras crece el éxodo de la población civil.
La guerra en Sudán continúa expandiéndose y agudizando la crisis humanitaria. Tras hacerse con el control total de la región de Darfur, las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un grupo paramilitar que combate al Ejército regular, extendieron sus operaciones hacia el estado de Kordofán del Norte. Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más de 36.000 personas huyeron de sus hogares en la última semana debido a los combates.
El conflicto se intensificó en pueblos y aldeas de la región, mientras el Ejército y las FAR se disputan el control de El Obeid, capital de Kordofán del Norte y punto estratégico por su importancia logística y militar. “Hoy unimos todas nuestras fuerzas en el frente de Bara”, afirmó un miembro de las FAR en un video difundido recientemente.
Desde Naciones Unidas, Martha Pobee, secretaria general adjunta para África, alertó que Kordofán “probablemente será el próximo escenario de operaciones militares” y denunció “atrocidades y represalias étnicas” cometidas por las fuerzas paramilitares. La Corte Penal Internacional advirtió, además, que estas acciones podrían constituir crímenes de guerra y de lesa humanidad.
La violencia en Kordofán replica el patrón observado en Darfur, donde las FAR fueron acusadas de masacres, secuestros y violencia sexual contra comunidades no árabes tras la captura de El Fasher.
El conflicto, que comenzó en abril de 2023, enfrenta al general Abdel Fatah al Burhan, líder del Ejército y gobernante de facto desde el golpe de 2021, con el general Mohamed Daglo, jefe de las FAR. La lucha entre ambos por el control del país ha dejado miles de muertos y millones de desplazados, y amenaza con extender la guerra a todo Sudán.
			





