El presidente admitió los tironeos que tiene con la vicepresidenta, dijo que termina “distante” su vínculo con Cristina Kirchner y cuestionó sus reclamos.
A Alberto Fernández le queda poco más de dos semanas al frente del Gobierno argentino. Su estadía en la Casa Rosada llega a su fin luego de cuatro años marcados por una pandemia, una guerra y una sequía. En ese marco, habló sobre su relación con la vicepresidenta Cristina Kirchner y aseguró que es “el único que termina enfrentado” a ella porque “no la obedecía en todo lo que ella hubiera querido que la obedezca, pero no era mi misión obedecerla”.
“Por un lado me piden que sea obediente y por el lado que tenga la lapicera”, cuestionó el mandatario en diálogo con El Observador. En ese plano, fue que marcó que “los medios argentinos decían que yo era un títere y resulta que el títere es el único que termina enfrentado con Cristina”. Por ese motivo, enfatizó al señalar que “muy títere no era” y que, justamente “ese era el problema”. Al añadir precisiones sobre los cortocircuitos con la exmandataria, señaló que su “queja de ‘no me esuchan’, no es que no escucho. Oir escucho, porque además me lo dicen por escrito”, en relación a las cartas.
Fernández reveló que “cuando yo asumí, alguien me dijo: ‘Tu tiempo va a ser el del tercer Perón, tironeado por la izquierda y por la derecha. Preparate para el tironeo’. Y creo que tenía razón”. Añadió que la prioridad durante su mandato fue “que preservemos la unidad para que no entremos en otra nueva frustración argentina”.
Con respecto a la derrota de Unión por la Patria en el balotaje, sostuvo que “ahora tenemos que abrir un debate interno sobre cómo debemos ser en adelante. No es que en la coalición alguien no haya sido escuchado, eso es mentira. Lo que es verdad es que alguien no fue obedecido”, señaló.
El presidente, que fuera jefe de Gabinete de Néstor y también de Cristina, dijo que terminan de manera “distante” porque no piensan igual “en muchas cosas”. “Yo no soy de los que creen que el déficit fiscal no hace daño, el déficit fiscal hace mucho daño”, puntualizó. “Fue escuchada, hacía declaraciones y además la escuchaba en privado. Lo que es verdad es que no la obedecía en todo lo que quería que la obedezca. Pero no era mi misión obedecerla y ella lo supo desde el primer día”, destacó.